SAPOS Y CULEBRAS
Érase una vez dos hermanas, la mayor era muy antipática y grosera, en cambio la menor era dulce y buena, pero la madre pasaba olímpicamente de ella. Un día la madre mandó a la pequeña a comprar una garrafa de agua, al salir del supermercado se le acercó una viejecita que le pidió agua, la niña sin pensárselo le dió agua.
La viejecita le dijo que tenia cara de buena y que cada vez que dijera cosas bonitas saldrian rosas y piedras preciosas por su boca. Cuando llegó a su casa la madre se enfadó mucho pero la niña se disculpó y se lo contó todo, a la vez que echaba piedras bonitas y rosas por la boca. La madre le dijo a la hermana mayor que fuese a comprar una garrafa de agua a ver si le pasaba lo mismo. Cuando volvió y empezó a hablar echaba sapos y culebras por la boca.
La madre recapacitó, y se dió cuenta que estaba mimando mucho a la hija mayor. Con todas las piedras preciosas que echaba la niña menor por la boca pagaron la educación de la niña mayor.
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